Cómo adaptar juegos tradicionales para niños con parálisis cerebral
Descubrí cómo adaptar juegos tradicionales para que niños con parálisis cerebral puedan jugar, aprender y compartir en espacios inclusivos y accesibles.
El juego es una herramienta fundamental para el desarrollo infantil. A través del juego, los niños exploran el mundo, se comunican, ejercitan su cuerpo y construyen vínculos. Pero cuando hablamos de infancia y discapacidad, en especial en el caso de niños con parálisis cerebral, es fundamental garantizar que el acceso al juego sea real, seguro y significativo.
En este artículo, te contamos cómo adaptar algunos juegos tradicionales para que todos los chicos puedan participar y disfrutar.
¿Por qué es importante adaptar los juegos?
La parálisis cerebral puede afectar el tono muscular, el movimiento, la postura y la coordinación, generando distintos desafíos a la hora de jugar. Sin embargo, con creatividad y empatía, es posible incluir a todos los niños, adaptando las propuestas según sus capacidades e intereses.
El juego inclusivo:
- Favorece la participación activa
- Estimula habilidades cognitivas, motoras y sociales
- Refuerza la autoestima
- Promueve la integración con pares
Juegos tradicionales adaptados: ideas prácticas
A continuación, compartimos algunas propuestas para adaptar juegos clásicos y convertirlos en experiencias inclusivas.
1. Rayuela adaptada
Qué se trabaja: Coordinación, equilibrio, orientación espacial.
Adaptación:
Dibujar la rayuela con cintas de colores anchas en el piso o con pintura antideslizante.
En vez de saltar, el niño puede avanzar con ayuda de un andador, en silla de ruedas o caminando sobre los cuadros con apoyo.
Puede usarse una pelota de tela liviana en lugar de una piedra.
Consejo: animar a todos los chicos a usar la versión adaptada para generar empatía y juego compartido.
2. Memotest sensorial
Qué se trabaja: Memoria, atención, estimulación sensorial.
Adaptación:
Crear tarjetas con diferentes texturas: tela, papel lija, goma eva, algodón.
En lugar de imágenes, se busca el par por el tacto.
Se puede jugar con los ojos vendados o en modalidad cooperativa.
Consejo: ideal para niños con dificultades visuales o motrices, ya que se puede manipular con apoyo y sin necesidad de movilidad precisa.
3. Carrera de postas inclusiva
Qué se trabaja: Trabajo en equipo, planificación, motricidad.
Adaptación:
Armar circuitos con estaciones accesibles: lanzar una pelota a un cesto, identificar un sonido, completar un rompecabezas.
Cada niño elige o adapta la posta según sus habilidades.
El foco está en completar el circuito, no en competir.
Consejo: fomentar la colaboración entre compañeros para que cada uno aporte desde sus posibilidades.
4. La búsqueda del tesoro adaptada
Qué se trabaja: Comprensión, orientación, motricidad fina y gruesa.
Adaptación:
Esconder objetos o pistas en lugares accesibles para sillas de ruedas o con recorridos fáciles de seguir.
Utilizar pistas visuales o auditivas (por ejemplo, pistas grabadas con voz o pictogramas).
Recompensas adaptadas a los intereses de los niños.
Consejo: ideal para trabajar en grupos heterogéneos y promover el juego simbólico.
Claves para un juego verdaderamente inclusivo
Escuchar a los niños: cada niño tiene intereses, capacidades y formas de jugar distintas. Adaptar no es imponer, es acompañar.
Usar apoyos si es necesario: sillas posturales, elementos sensoriales, comunicación aumentativa.
Involucrar a todos: cuando los adultos y los otros chicos participan con entusiasmo y respeto, el juego se enriquece.
El rol del adulto: acompañar con sensibilidad.
Docentes, terapeutas y familias cumplen un rol fundamental en la inclusión a través del juego. Observar, facilitar y proponer sin forzar permite que cada niño explore su potencial.
El juego no es solo un derecho, es una puerta hacia el aprendizaje, el vínculo y la alegría compartida.
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